En el espacio, apuntes y llamados, mapas indescifrables que como todos son ciertamente mentirosos. Una encrucijada de líneas que son la estructura de una cosmovisión fluctuante, inacabada pero rotunda.
Dos protagonismos. Dos artistas que hablan entre sí y uniéndose componen una imagen que refiere a la urgencia de integración en este tiempo de ahogos. Es imposible imaginar “serenidad”, “equilibrio”, cuando somos tan vulnerables. Tampoco es posible imaginar que sea necesario. Somos huérfanos y en este tránsito también somos padres.
Los trabajos de Ligeïa y Pablo nos hacen sentir que no estamos desamparados; ambos formatos, de algún modo, anudan alrededor nuestro.