Cartas para un viaje
Escribir es un proceso parecido al grabado; la matriz es la memoria que permite reproducir una serie ilimitada con la particularidad de convertir a cada reproducción en obra única, dependiendo del estado que acompaña el proceso de recordar, revivir los momentos que conmemoran aquellos instantes inolvidables que, materializados en un diálogo del yo con cada letra, acaba formando parte de un sentimiento cubierto de tinta, sudor, forma y homenaje .
A ti preciosa del mar, azafata de un otoño en flor.
Te escribo mis cartas en honor a la vida de mujeres y hombres que amaron en soledad, lloraron la distancia, pintaron el recuerdo, rompieron sus sentimientos, abrazaron sus letras bajo un sol inmenso… contaron el tiempo…
De Galicia a Buenos Aires. De Argentina al blanco papel, encadenados almas con piel, azules, verdes, naranjas, ocres, rojos de dolor, rojos de pasión.
Sólo escriben aquellos que practican el viaje. Viajes a otros lugares a través del tiempo o aquellos que viajan a través del recuerdo, la fotografía, viajes en tren, el de la felicidad o el de la melancolía. Viajar para andar combatiendo el dolor y la tristeza. Lo que escribimos quedará grabado, para siempre, en la brisa del mar que acaricia nuestros recuerdos o en el azul intenso de un cielo que pronto cambiará a otro azul distinto.
Desde la muestra de “Viajeros, inmigrantes y aventureros” en 2007, he podido comprobar una extraordinaria evolución en la obra del maestro Néstor Goyanes, desde un viaje con grandes surcos, tallados en la orilla del mar y experimentando diferentes estados expresivos, hasta finalmente, para esta muestra, instalarse en alta mar, cubierta con profundo, tierno y sabio color, de fluida e infinita tinta .
Dr. Samir Assaleh
Huelva, 9 de Julio de 2015