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Panamericano / Beatriz Milhazes. Pinturas 1999 - 2012

Panamericano / Beatriz Milhazes. Pinturas 1999 - 2012

Beatriz Milhazes

Del 13 de Septiembre al 07 de Diciembre de 2012 - Inaugura: 19hs  - Entrada: $ 30.- Mie $ 15.-

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Una selección de cerca de 30 pinturas de la producción reciente de la reconocida artista Beatriz Milhazes (nacida en 1960 en Río de Janeiro, ciudad donde vive y trabaja), además de una intervención escenográfica diseñada especialmente para la galería del segundo piso del museo. Se trata  de  la  primera  exposición individual  de  Milhazes en  una  institución de  América latina -fuera de su país- y está producida íntegramente por Malba.

 

Curada por el francés Frédéric Paul, la muestra se concentra en los últimos 10 años de taller   de   la   artista   y   reúne   piezas   provenientes   en   su   mayoría   de   colecciones particulares y públicas de Brasil y Estados Unidos, entre las que se incluyen dos obras prestadas por primera vez por el Museo Guggenheim de Nueva York y una del Museu de  Arte  Moderna  de  San  Pablo.  Para  el  público  local  será  además  la  ocasión  de reubicar en su contexto dos obras importantes de la colección personal de Eduardo F. Costantini:  O  mágico  (2001)  y  Pierrot  e  Colombina  (2009-10),  que  abren  y  cierran esta década notable.


El título de la exposición, Panamericano, muestra el ir y venir entre el Norte y el Sur, entre el nuevo y el viejo Occidente, problemática que está en el centro de las preocupaciones  de  Milhazes.  Exótica  fuera  de  Brasil,  tampoco  ha  dejado  de  serlo dentro del país que hoy la reconoce como una de sus mayores artistas. “Su trabajo ha tenido que ganar reconocimiento en el extranjero para salir del aislamiento en el que la artista, como pintora adepta a los colores desprejuiciados, se sentía confinada en su país. En efecto, nadie había pintado como ella en Brasil, donde para los ojos desprevenidos resultaba demasiado familiar y, para los otros, no del todo asimilable al molde modernista nacional, a pesar de que una de las grandes virtudes de su trabajo es justamente fusionar las fuentes populares con la lección de Matisse y Mondrian”, sostiene el curador Frédéric Paul.

 

Catálogo

 

En ocasión de la muestra, Malba editó un catálogo bilingüe español-inglés de 124 páginas, primera publicación de referencia en español sobre una exposición antológica
de Beatriz Milhazes.


El libro incluye el ensayo “Beatriz Milhazes, o la ventaja de no salir nunca del laberinto en pintura”, del curador Frédéric Paul; y la reedición y primera traducción al español de dos textos clave sobre la artista: “Beatriz Milhazes. El baúl brasilero”, del crítico y curador  Paulo  Herkenhoff,  publicado  por  primera  vez  en  2001  en  ocasión  de  su exposición en la Ikon Gallery (Inglaterra) y en el Birmingham Museum of Art (Estados Unidos); y una entrevista con el diseñador de modas Christian Lacroix, publicada originalmente en Beatriz Milhazez/Avenida Brasil (Frédéric Paul ed., Domaine de Kerguéhennecc, Centre d'art contemporain, 2004.). El catálogo incluye también una sección completa con la reproducción color de las obras en sala y una biografía de la artista

 

Método de trabajo

 

En 1989, Beatriz Milhazes pone a punto una técnica de prórrogas sucesivas, cercana a la calcomanía, en la que cada motivo y capa de color intervienen de modo separado,
para conferirles a los cuadros su estructura, su sintaxis y su vibración particular. “Son
trasladados a la tela por collages sucesivos de fragmentos pintados con anterioridad sobre  hojas  de  plástico  transparente, que  la  artista  ubica  y  ensambla  con  extrema
precisión antes de fijarlos definitivamente a la totalidad en expansión que el cuadro representa”, explica el curador.

 

Ese  proceso,  extremadamente  lento  y  poco  visible,  resulta  de  gran  ayuda  para apreciar  su  obra.  “Es  necesario  conservar  esa  lentitud  en  mente  cuando  uno  está frente a un cuadro de Milhazes”, agrega.


Entre   1999   y   2012,   Milhazes   multiplica   sus   experiencias   con   otros   modos   de expresión: serigrafías desde 1996, libros de artista desde 2002, collages desde 2003, encargos arquitectónicos desde 2004 y realizaciones tridimensionales desde 2010, tomadas  de  las  escenografías  que  comenzó  a  realizar en  1994  para  la  compañía de danzas de Márcia Milhazes, su hermana.

 

“Hasta 1996, yo era exclusivamente una pintora, y la pintura permanece en el centro de  mi  arte;  pero  no  puedo  pintar  todo  el  tiempo.  Necesito  tomarme  descansos, aunque nunca me gusta dejar de pintar del todo”, dice ella en una conversación con el músico Arto Lindsay. Para poder aprehender las consecuencias de esa intermitencia, la exposición se concentra justamente en las pinturas.


Una pintora abstracta

 

Milhazes   se   considera   a   sí   misma   una   pintora   abstracta.   “Múltiples   elementos figurativos entran en los cuadros de Beatriz Milhazes, pero aparecen neutralizados en la relación con lo real que les ha servido de modelo. Las flores son motivos de flores, las frutas son motivos de frutas. Esa reducción a su forma general y la evacuación de su sustancia son, sin dudas, las que le permiten que el cuadro abstracto coopere con otras formas provenientes de la doxa decorativa”, analiza Frédéric Paul y agrega: “Su audacia   para   ahondar   en   registros   censurados   le   otorga   mayor   pertinencia   y singularidad  a  su  camino:  lo  decorativo  no  sería  suficiente  para  desacreditarla,  le agrega exotismo”. En sus obras, Milhazes se atreve a citar el carnaval y el cotillón que lo  acompaña,  su  amor  por  la  bossa  nova  y  las  canciones  de  amor,  entre  otras referencias.

 

Para el crítico brasileño Paulo Herkenhoff “La lógica en Milhazes se construye sobre orígenes  heterogéneos  del  color,  asumiendo  como  matrices  lo  fragmentado  y  lo parcial, lo concreto, lo neoconcreto y lo antropológico: lo carioca, lo brasilero y lo internacional”. Sus formas y colores no tienen valor discursivo en su proceso de significación. “Finalmente, al celebrar su condición de materia, o sea, la realización pictórica del color, la pintura de Milhazes alcanza el universo de la música”, afirma Herkenhoff.


Para  el  curador de la exposición  la pintura de Milhazes prescinde insolentemente  de comentarios.  “Tal  vez  sea  por  eso  que  deleita  a  los  amateurs  e  irrita  a  quienes  les resulta   demasiado   alegre,   demasiado   oprimente,   demasiado   colorida,   demasiado visual, o demasiado… ¡pictórica! Pero la experiencia que procura puede merecer ser contada  para  mostrar  a  la  vez  su  simpleza  y  su  infinita  complejidad”,  concluye Frédéric Paul. La selección de cerca de 30 cuadros hace de Panamericano. Beatriz Milhazes. Pinturas 1999-2012 una de las exposiciones más importantes de la artista a la fecha.

 

ARTISTAS PARTICIPANTES

 
ars omnibus auspician Buenos Aires Gobierno de la ciudad Ley de mecenazgo Itau Cultural Satelital Artebus