Colección en Diálogos propone un acercamiento a referentes del arte argentino a través de la mirada de jóvenes artistas, que participaron de programas y residencias de Fundación Tres Pinos y Marco Arte Foco: Bruno Del Giudice, Agustín González Goytía y Lucrecia Lionti presentan obras inéditas de impronta experimental, que diseñan nuevas situaciones de encuentro con piezas de la colección.
Bruno Del Giudice (Chaco, 1987) se detiene en Monte santiagueño de Antonio Berni, obra que pertenece a un período marcado por sus excursiones al noroeste argentino, con un renovado interés por la naturaleza vernácula.
Al igual que el artista rosarino, Del Giudice recorre ferias y mercados para nutrirse de experiencias e imágenes que sólo puede comprender mediante la vivencia presencial: cadencias que se descubren en la acción de habitar un espacio. Como escenario, elige La Salada para la investigación de esta nueva serie de pinturas. Allí realiza bocetos, toma notas y fotografías que le demandan un metódico ejercicio de contemplación mediante el cual re-aprende a mirar.
Para diseñar los soportes de sus piezas, recurre a dispositivos del universo publicitario. En Río’tsunami (2019), lonas de cartelería ensambladas forman el gran lienzo que sostiene la estructura autoportante, compuesta por caños de gas reutilizados, que aluden a la emergencia social que campea en aquellos sitios. El artista compone el paisaje abstracto con operaciones morfológicas, tipográficas y cromáticas del ruido visual imperante.
Como contrapunto al paisaje agreste de Berni, Del Giudice concibe una vista urbana donde las identidades gráficas se funden entre sí. Crea una pintura expandida, ejecutada por superposición de capas, que busca descifrar grafías sumergidas que emergen del fondo de la acumulación de información visual y las redescubre. De esta manera, enmascara y a su vez devela comportamientos sociales que conforman extractos de sentido donde se observan las carencias de un sistema excluyente. Ambos artistas exploran el paisaje para adoptar decisiones a través de una mirada que aborda enfoques no estigmatizantes.
Agustín González Goytía (Tucumán, 1981) escoge Álamo, un óleo del tucumano Alfredo Gramajo Gutiérrez, representante de una pintura de búsquedas identitarias basadas en ideales tradicionalistas: relatos centrados en la topografía del paisaje, sus habitantes y costumbres.
Los frecuentes viajes a Buenos Aires definen en Goytía un período de experimentación en el que plasma un universo de registros personales con materiales de los que puede disponer y transportar con facilidad: marcadores, lápices, lapiceras y látex.
En su obra, los trazos abren su propio camino mediante chorreaduras, en lienzos crudos previamente humedecidos. En ese devenir construye su propia bitácora de viaje, donde va guardando, en valijas que lo acompañan durante aquellos primeros años de frecuentes mudanzas porteñas, los dibujos que nacen sobre los soportes textiles sin imprimar como notaciones emotivas de sus memorias.
Desde hace años Goytía selecciona obras de arte e imágenes que refieren a su provincia natal. Variaciones sobre “Álamo” de Alfredo Gramajo Gutiérrez (2019), compuesta de una serie de dos telas que exhibe en espejo, es una escenificación del paisaje en sus versiones diurna y nocturna, como una canción de cuya singular estructura pueden resultar infinitas interpretaciones.
En este encuentro con el maestro, mediante la construcción de un simulacro especular del mismo motivo, los paños crudos vuelven a tensarse en bastidores para componer una conversación en la que traduce la emoción que emana de la contemplación del paisaje en su estado virginal.
Lucrecia Lionti (Tucumán, 1985) interpela la historia del arte y aproxima sus propias investigaciones y modalidad de trabajo a propuestas de la geometría y la abstracción argentina.
Esculturas de Enio Iommi, Gyula Kosice y Miguel Ángel Vidal se articulan con un dibujo-tinta de Carlos Alonso, una selección que parece combinar dos nociones que la artista reúne en esta instalación: la precisión intelectual y rotunda de la geometría abstracta y un sentido más orgánico del mundo.
En los procedimientos conceptuales y precisos de estas corrientes estilísticas, se revela un interés crítico contrapuesto a su propia forma de trabajar.
Lionti parte de las circunstancias de los contextos en los que vive. Su proceder creativo se nutre de esas experiencias y de los vaivenes emocionales que le producen. Cada pieza es única y la confecciona artesanalmente. De este modo, se abren historias que tejen otras tramas con las lanas teñidas con tintes naturales por mujeres artesanas de Amaicha, a quienes conoció en un encuentro de trabajadoras.
Muertes con abstracciones (2019) se compone de un grupo de seis figuras elaboradas con cueros de distintos animales y materiales de diversas texturas y procedencias. La artista las exhibe en un tendedero, en alusión a la costumbre de colgar cueros para la venta en las rutas de su provincia. Como en un matadero. Las formas de estos cuerpos sugieren mapas de un territorio, cuyos anversos y reversos parecen explorar diversidades étnicas y culturales. La potencia significante de estas corambres es interceptada por la limpidez de las líneas y figuras geométricas que las dibujan.
Lionti aborda la materialidad de pieles de animales como metáfora de las realidades contemporáneas, esclavas del hambre y la desigualdad. Utiliza
recursos visuales que buscan neutralizar el dolor, en un diálogo paradójico entre pensamiento racional y emocional, sintetizado en la metáfora del tiro.
En este ejercicio, tres jóvenes artistas encuentran puntos de coincidencia y desarrollan modalidades de acción en las que aproximan de manera espontánea la historia del arte a sus propias prácticas. De este modo, refuerzan una estrategia de creación artística contemporánea: la incorporación citatoria como proceder experimental.
Paula Carrella